Medio siglo de Polanski

En Cine L'Atalante somos también bastante mitómanos, y por eso nos gusta estar pendientes de los aniversarios de fechas importantes en la historia del cine. Si este verano dedicamos un ciclo al cincuenta aniversario de la muerte de Marilyn Monroe en Nits de Cinema, en nuestro programa de radio hemos introducido una siempre jugosa sección de efemérides, de la mano de Amelia Falcó y Mabuse, y que lleva por título Se cumplen.

Como ellos mismos dijeron, ¿qué mejor manera de debutar en una sección sobre aniversarios que recordando la ópera prima de un director? Una magnífica idea, sobretodo tratándose de la primera película de un grande como Roman Polanski, uno de los realizadores más influyentes de todos los tiempos y que aún hoy sigue siendo una referencia para los amantes del cine. Así, mucho antes de Chinatown (1974), Frenético (1988) o El pianista (2002), Polanski había iniciado su trayectoria en el largometraje (después de dirigir un buen puñado de cortos) con El cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962). Curiosamente, esta sería la única película que Polanski rodaría en su Polonia natal, ya que después emigraría a Francia, Gran Bretaña, EE.UU. y actualmente Suiza por las causas que todos conocemos y que poco tienen que ver con su carrera fílmica.

El cuchillo en el agua supone un hito en muchos sentidos. En primer lugar, es una película compleja dentro de su sencillez. Partiendo de una historia mínima, casi anecdótica (una pareja que va a pasar el fin de semana navegando con su velero invita a que les acompañe a un autoestopista desconocido), el film traza sutilmente una red de relaciones entre los tres personajes que siempre da la sensación de poder quebrarse en cualquier momento. Las situaciones de risas y tranquilidad se alternan con momentos de tensión cada vez más constantes, especialmente a partir de la aparición del cuchillo del título, que no es más que un mcguffin para simbolizar la lucha de poder entre los dos hombres (el joven impetuoso y el maduro que trata de marcar su territorio y demostrar su superioridad), en un complicado equilibrio en el que la mujer supone el vértice equidistante entre los dos polos enfrentados.

Por otro lado, El cuchillo en el agua ya apunta uno de los rasgos más característicos de la filmografía de Polanski, esa querencia por los espacios cerrados y las situaciones incómodas, acentuadas por la contracción del propio espacio físico. No en vano, alguna de las mejores obras polanskianas tienen como leitmotiv la claustrofobia, los personajes encerrados y obligados a convivir e interactuar en un entorno muy limitado, con las consecuencias que de ello se derivan. No hay más que pensar en Callejón sin salida (1966) o más recientemente en Un dios salvaje (2011) para encontrar estos elementos, pero que encontrarán su máxima expresión en la que algunos llaman la trilogía del apartamento, compuesta por Repulsión (1965), La semilla del diablo (1968) y El quimérico inquilino (1976).

Así pues, el programa Cine L'Atalante 1x06 echa la vista atrás y recuerda los cincuenta años del debut en el cine de Roman Polanski, una película como El cuchillo en el agua que todavía conserva un aura incontestable de modernidad más de medio siglo después de su estreno.





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