Tropecines: desmontando a Aronofsky y Coppola (hija)

Una de las secciones más comentadas de Cine L'Atalante 1x02 fue sin duda Tropecines, en la que Miquel Tello (nuestro crítico de cine más destroyer aunque no por ello menos buena persona) nos hablaba de una trilogía totalmente apócrifa y sacada de la manga como es la Trilogía gafapasta, que más que películas engloba directores, géneros e incluso una manera particular de concebir el cine y la vida. Una trilogía que empieza con Amelie (Jean-Pierre Jeunet, 2001) y que se extiende a algunas obras de Sofia Coppola y Darren Aronofsky.

El gafapastismo, o modernismo entendido no como el estilo artístico surgido a finales del siglo XIX sino como derivación del concepto moderno, en su definición más peyorativa, podría resumirse como esa filosofía vital que, aplicada a la moda, la música o en este caso el cine, consiste en ensalzar los valores de todo aquello que no está de moda, y que, paradojas de la vida y del lenguaje, se convierte automáticamente en moderno. Porque lo que está de moda es zafio, mainstream y para el populacho, mientras que lo que nadie conoce es refinado, cool y sirve para tirarte el folio en cualquier reunión social. Lo que es, no nos engañemos, el objetivo último de todo aficionado al cine.

Otra vertiente del modernismo, a nivel fílmico, es aplaudir las películas barrocas, excesivas, pretenciosas y pedantes precisamente por su barroquismo, su exceso, su pretenciosidad y su pedantería. No es casual, por tanto, que Miquel utilizara Cisne negro (2010) para atacar a Aronofsky, rebautizando su método de trabajo como "demasiada pasión por lo suyo" y a su película como "Réquiem por una bailarina anoréxica", utilizando además el argumento nada desdeñable de que "lo de la dualidad en el cine es más antiguo que el cagar, y la metáfora del espejo está muy vista. Así que hacer una película de dos horas con reflejos es pasarse". Nada que objetar ante semejante sentencia.

¿Y qué le pasa a Sofia Coppola? Pues que es una de esas directoras con un afán excesivo por la contemplación y la fragilidad rayana en lo ñoño, algo muy del gusto gafapasta pero que a nuestro amigo Miquel le parece cercano a la náusea. Para él, María Antonieta (2008) es básicamente una película de Kirsten Dunst mirando cosas "así como drogada" mientras suena música de New Order o los Strokes en pleno siglo XVIII. Parece que lo de la descontextualización de la banda sonora para crear un efecto de alienación no le salió bien esta vez a la hijísima de Francis Ford. Tampoco ayuda que previamente hubiera filmado Las vírgenes suicidas (1999), con una Kirsten Dunst ya "más contemplativa de lo normal", o incluso Lost in Translation (2003), aunque en aquella ocasión un Bill Murray más irónico que pasmado salvara la función.

En definitiva, que mejor que leerlo es escuchar la sección Tropecines del programa 1x05, en la que Miquel también anticipa sus próximas víctimas, las películas maniqueas centradas en la II Guerra Mundial y la Guerra Civil Española. Dará que hablar.



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